Quiero compartir con ustedes uno de los tantos poemas escritos sobre esta experiencia. Lo escribí luego de tener en mi mano el exámen del patólogo -donde además de todos los datos científicos y técnicos, estaba la foto de un trozo de carne: la mama derecha extirpada-. Ver esa foto, además de otras cosas, me causó mucho amor. Y por eso escribí este poema...
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He visto tantas veces la foto de ella desnuda
en su condición de órgano mutilado
ella con la piel surtidora
ella con sus bondades y sus pliegues
ella con su aureola vertiginosa
sus apetitos y sus fuentes
su eficacia
su fe
y ahora vamos de la mano
cual amantes reencontrados
ella siguiendo mi rastro
atesorada en el recuerdo
y yo tan solo con esta fotografía
impresa y arrugada en un papel bond
Si alguien la viera no lo comprendería
causa repugnancia o hasta pena
y yo lo que veo
es el rostro iridiscente de mi pecho
feliz y decapitado
sin tatuajes ni consignas
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